Lo de los SUV ya no es una moda pasajera. Estos coches han llegado para quedarse y, poco a poco, van conquistando nuevos segmentos del mercado en detrimento de los que, hasta ahora, habían sido la principal alternativa a los turismos convencionales: los monovolúmenes. En el segmento de coches urbanos, los monovolúmenes casi han desaparecido y los SUV se multiplican. Entre los coches compactos, las ventas de los monovolúmenes languidecen mientras que las de los SUV explotan, literalmente, y en el segmento grande, estos aprendices de todoterreno están comiendo terreno a las berlinas y familiares tradicionales.
No es extraño, por lo tanto, que los SUV grandes con siete plazas estén también en auge pese a que, respecto a un monovolumen compacto de tres filas de asientos, no ofrezcan ni más habitabilidad ni más funcionalidad. Tienen, sin embargo, una estética a la moda y permiten un uso por pista que, aunque sean pocos los usuarios que lo aprovechen, no deja de representar una ventaja. Y más si disponen, como es el caso, de transmisión 4x4
Nuestros tres coches son de los pocos que, en el segmento SUV intermedio, ofrecen siete plazas, de serie el Mitsubishi y de manera opcional sus dos rivales pero, poco a poco, el segmento irá creciendo. El Peugeot 5008 y el Volkswagen Tiguan Allspace se añadirán muy pronto al grupo pero ojo porque el francés es un falso SUV ya que tiene sólo dos ruedas motrices en todas sus versiones y su interior es de monovolumen, heredado directamente del Citroën C4 Grand Picasso. El 5008, eso sí, competirá con las versiones de dos ruedas motrices de los coches que hoy probamos pero nuestras unidades son 4x4. El Volkswagen también será un rival directo de los coches que hoy comparamos como lo será el futuro Seat SUV grande, todavía sin nombre, construido sobre su misma base.
Para completar el panorama de este segmento, existen otros dos modelos de siete plazas y prestaciones similares pero que tienen motores más potentes y tarifas más elevadas. Se trata del Hyundai Santa Fe y del Kia Sorento, ambos con 200 CV de potencia en sus propulsores diésel y que no derivan de plataformas compactas.
El Kodiaq contra los japoneses
El nuevo Skoda Kodiaq, piedra de toque de este comparativo, mide 4,69 metros, lo mismo que el Outlander y 5 cm más que el X-Trail de manera que hay pocas diferencias en longitud. El checo es también el más ancho de los tres con sus 1,88 metros (le saca 6 cm al Nissan y 7 al Mitsubishi) y es el más bajo, pero la gran diferencia está en la distancia entre ejes: 2,67 metros en el Outlander, 2,70 en el X-Trail y nada menos que 2,79 metros en el Skoda. Estas dimensiones nos hacen pensar que el Skoda debería ser el más habitable. Veamos.
Una de las aptitudes reconocidas de estos SUV de siete plazas es su capacidad para transportar tanto a personas como a una gran cantidad de equipaje. Son, por lo tanto, excelentes coches para usar en familia, y para ello han sido diseñados. Sus habitáculos son amplios, están bien pensados y bien acabados, y generan la sensación de estar a bordo de una berlina de tamaño medio, de ahí el éxito de estos modelos como alternativa precisamente a las berlinas y familiares del segmento D.
En las plazas delanteras del Skoda Kodiaq abundan los plásticos de color negro, que aunque tienen un tacto algo “duro”, ofrecen un buen aspecto. El salpicadero del Kodiaq resulta sobrio y a la par elegante y está bien terminado. Muchos de sus elementos coinciden con algunos modelos de Volkswagen, como la gran pantalla digital con sensor de proximidad, que activa el menú cuando acercamos la mano, por ejemplo. El Skoda es el único de los tres que tiene una guantera con tapa deslizante, que sirve de apoyabrazos mientras conducimos.
En las plazas delanteras del Nissan X-Trail domina también el color negro de los plásticos del salpicadero y del cuero de la palanca de cambios o del volante. Los acabados son buenos, aunque mejorables en algunos puntos, como en los ajustes de la consola central. Destaca el gran tamaño de los instrumentos principales y el de la pantalla TFT que se sitúa entre ellos, todo de muy fácil lectura.
La segunda pantalla digital, colocada en el centro del salpicadero, es algo pequeña y está colocada en una posición un poco baja. Nissan se ha quedado algo atrás en este aspecto que debería mejorar en sus próximos modelos aunque parece que habrá que esperar algún tiempo ya que el rediseñado Nissan Qashqai, que se pondrá a la venta próximamente, lleva la misma. Es la única del comparativo que tiene botones de acceso directo. El X-Trail destina bastante espacio a huecos para colocar objetos, destacando la guantera principal, de gran profundidad. Es, además el que tiene el mejor techo solar, de tipo panorámico.
En las plazas delanteras del Mitsubishi Outlander encontramos una mayor abundancia de molduras en negro brillante, que aparentan ser bastante delicadas frente a un uso intensivo, aunque el resto de elementos del salpicadero y la consola se ven bastante robustos. El abuso de negro piano hace además, que se note mucho el polvo.
Como en el X-Trail, la pantalla del sistema de información y entretenimiento es algo pequeña, pero cuenta con un sistema de menús muy fácil e intuitivo, a través de aplicaciones, como en un Smartphone, y con buenos gráficos. El diseño de todo el conjunto no es nada atrevido, pero en general es agradable y ofrece una buena sensación de calidad.
El Skoda impone su mayor batalla
Las mejores plazas traseras son las del Skoda Kodiaq. Son las más amplias y las mejor equipadas. El espacio disponible atrás es muy similar al que ofrece el Mitsubishi Outlander, pero el Kodiaq supera al japonés en el equipamiento y en la atención al detalle. El Skoda ofrece rejillas de ventilación con posibilidad de ajustar la temperatura y detalles que no están disponibles en sus rivales, como cortinillas parasol laterales y soporte para el móvil, entre otros equipamientos. Eso sí, el checo obliga a pagar para disponer de los elementos citados, lo que encarece su precio final.
Las plazas traseras del Mitsubishi se acercan en dimensiones a las del Kodiaq, e incluso son mejores en la distancia respecto a la primera fila. Además, el coche no tiene un túnel de transmisión que moleste al pasajero central para colocar las piernas, algo que sí sucede en el coche checo. Por el contrario, no dispone de rejillas de ventilación.
La segunda fila del Nissan X-Trail ofrece algo menos de espacio que la de sus rivales, sobre todo en altura al techo, ya que la banqueta está colocada en una posición algo más elevada. Aquí tampoco hay túnel de transmisión que moleste, y el espacio para las piernas es holgado. El Nissan ofrece rejillas de ventilación, y como el resto de sus rivales, puede desplazar sus banquetas horizontalmente para ampliar la capacidad del maletero o ajustar el espacio respecto a la tercera fila. También permite reclinar los respaldos de esta segunda fila en varias posiciones, para viajar con mayor comodidad, algo que se repite en sus dos contrincantes.
A la hora de acceder a la tercera fila, el X-Trail es el que ofrece mayor hueco entre el marco de la puerta y el respaldo de la segunda fila. También es el que abre las puertas con mayor ángulo, por lo que el acceso es bueno. No obstante, sus banquetas son las más incómodas debido a que tienen la menor altura al suelo (algo que obliga a forzar la postura de las rodillas) y sus respaldos son los más cortos.
Mejores cotas ofrecen las dos butacas del Mitsubishi Outlander, que destacan por los 25 cm que tienen de altura al piso, la mejor cifra del comparativo. Gracias a ello, el japonés es el que obliga menos a los pasajeros a doblar las rodillas y facilita el acomodo de personas con algo más de estatura aunque el respaldo es el más corto de los tres, lo que obliga a apoyar la parte superior de la espalda en el apoyacabezas.
Finalmente, la tercera fila del Skoda Kodiaq es la más equilibrada, al tener un buen espacio interior (la mejor altura la techo) y un diseño bastante ergonómico. El checo falla, no obstante, en la altura de banqueta, muy limitada. En los tres casos estamos hablando de una tercera fila para uso ocasional, donde sólo caben mínimamente cómodos niños o adultos de corta estatura y, por supuesto, al utilizar esta tercera fila perdemos el maletero. En los tres casos, la banqueta de la tercera fila se abate contra el piso y la extracción es muy sencilla ya que basta con tirar de unos tiradores que quedan a la vista.
Maleteros de buen tamaño
Y por lo que respecta al maletero, con las cifras en la mano el ganador es el Skoda Kodiaq. Ofrece la mejor capacidad de carga máxima (2.005 litros) y con la tercera fila plegada (735 litros frente a los 519 del Outlander y los 445 del X-Trail). Si levantamos las dos banquetas de la tercera fila, también es el que ofrece mayor espacio para bultos: 270 litros frente a los 145 litros del Mitsubishi y los 135 del Nissan. El único punto flojo de este maletero es que tiene la peor altura al techo y la mayor altura del plano de carga, que se sitúa en 75 centímetros respecto al suelo. El maletero del Skoda es el que permite colocar objetos más largos, hasta dos metros, pero también es el más estrecho.
Le sigue en capacidad teórica el maletero del Mitsubishi Outlander, que se caracteriza por ser poco profundo, pero el más ancho y alto. No obstante, su capacidad máxima una vez abatidos los respaldos de la segunda fila es de 1.625 litros, la menor del comparativo.
El maletero del Nissan X-Trail es el que ofrece menor espacio con la segunda fila operativa (445 litros) o la tercera fila levantadas (135 litros), y por lo tanto, se percibe como el menos capaz de los tres, excepto cuando plegamos todas las banquetas, ya que es capaz de llegar a los 1.982 litros de capacidad máxima, una cifra cercana a la que ofrece el Skoda.
Unidades diésel
Vamos ahora con los motores. Los tres montan propulsores diésel pero de cilindradas y potencias dispares. El Skoda tiene el habitual dos litros TDi del Grupo Volkswagen con 150 CV, el Nissan dispone de un propulsor de 1,6 litros y 130 CV y el Mitsubishi de un bloque de 2,2 litros y 150 CV. De los tres, el mejor es el del Mitsubishi. El motor del Outlander tiene más cilindrada que el resto y ello le permite ofrecer más par (360 Nm por 340 del Kodiaq y 320 del X-Trail) y eso se traduce en una respuesta más llena, con más contundencia a bajas vueltas, una elasticidad notable y un agrado de conducción de primer nivel.
El TDi del Skoda lo hemos probado infinidad de veces en otros modelos del Grupo Volkswagen y va estupendamente. No tiene tanta fuerza como el del Mitsubishi pero es agradable, sube de vueltas de manera progresiva y siempre está disponible. El del Nissan se queda bastante atrás. Su motor de 130 CV no tiene bajos. Por debajo de 2.000 vueltas carece de vida y aunque al entrar en acción el turbo es un motor con nervio y con una elasticidad destacable, esa pereza excesiva a bajas vueltas le aleja de sus rivales y le convierte en un motor poco agradable, sobre todo si lo usamos en marchas largas y buscando que gaste poco.
Nuestros tres coches llevaban cajas dispares. El Nissan y el Skoda eran manuales mientras que el Mitsubishi traía una caja automática con seis velocidades. La caja es una rémora para el Outlander y estropea, en parte, las buenas sensaciones del motor. El problema es que, con este acabado, sólo se vende con cambio automático. En autopista y en ciudad la caja va bien. Es suave y silenciosa cuando el motor rueda a bajas vueltas, pero cuando necesitamos tirar del cambio, ya sea para adelantar o subir un repecho, hace lo que todos los cambios de convertidor: bajar las marchas necesarias con lentitud y acelerar a fondo. Eso sí, cuenta con un modo secuencial y, como veremos, con un as en la manga al abandonar el asfalto.
El cambio afecta también al consumo. El Mitsubishi tiene la cifra homologada más elevada, con 5,8 litros por 5,4 de sus rivales y en uso real, el menos tragón es el Nissan que, en autopista se queda en unos siete litros. El Skoda está unas décimas por encima y el Outlander se va a los ocho y pico. Y en carreteras reviradas, el Skoda es el que gasta menos ya que el X-Trail necesita que su motor vaya alegre para ofrecer un mínimo de respuesta y el Mitsu se va todavía más arriba a poco que juguemos con el secuencial.
A nivel de chasis, el Skoda es el mejor. El checo es el coche más ágil del grupo con diferencia. Tiene una suspensión no muy firme, más o menos como el Nissan, pero es el que mejor encara las curvas y el que mejor tracciona. Con una dirección bastante directa y una suspensión que trabaja muy bien, es el más adecuado para enfrentarse a carreteras reviradas o con el asfalto en mal estado.
El Nissan no está muy lejos. Tiene una suspensión parecida que absorbe muy bien los baches, es ligeramente más cómodo que el Skoda en autopista y pasa sin problemas la potencia al suelo. El problema del X-Trail es el motor, cuya falta de bajos obliga a tirar del cambio y aunque eso no afecta al comportamiento, no es tan agradable de llevar como el Kodiaq.
Finalmente, el Mitsubishi sorprende. Al principio parece muy blando de suspensiones y realmente lo es, con movimientos de caja notables. Eso obliga a tomarse las cosas con calma, hasta que entras fuerte en una curva y te das cuenta que sí, que se mueve la carrocería pero que traza sin problemas. El chasis, por lo tanto, es mejor de lo que aparenta y el límite lo ponen más la suspensión y el cambio que no el propio chasis.
Tres SUV 4x4
Sí una cosa buena tienen los SUV es la posibilidad de circular por pistas en más o menos buen estado con mayor tranquilidad de la que pueda ofrecer un turismo convencional. Su mayor altura libre al suelo, suspensiones más elásticas y ruedas habitualmente con más perfil y, por lo tanto, más adecuadas para un uso mixto facilitan las cosas casi tanto como el disponer de cuatro ruedas motrices y, en algunos casos, de ayudas a la conducción fuera de carretera
Ya se sabe que el coche que mejor va en asfalto es el peor en pista y viceversa. Y una vez más, corroboramos la impresión. El Outlander, con el que resulta imposible seguir el ritmo del Kodiaq en asfalto, es el mejor cuando lo abandonamos. Sus suspensiones blandas en asfalto son muy adecuadas para tragarse todos los baches en pista ya que, además, son las que tienen un mayor recorrido y, por lo tanto, no llegan a hacer tope como sucede a veces con las suspensiones muy elásticas.
Además, el Mitsu tiene, como os decía, un as en la manga y es la función de reductora del cambio automático. Bueno, en realidad no tiene ni reductora sino una especie de primera corta (en realidad tiene un limitador que hace que se esture hasta un determinado número de vueltas y que no cambie antes de tiempo) que va estupendamente para circular por caminos y ofrecer una calidad de respuesta del motor que no tienen sus rivales, aprovechando perfectamente el par en baja.
El X-Trail, con su sistema 4x4 con diferencial central bloqueable va también muy bien en pista, pero ni es tan cómodo como el Mitsubishi ni, desde luego, ofrece la misma potencia de motor ya que no tiene ni bajos ni reductora. Eso sí, para enfrentarse a terrenos algo más complicados, tiene una suspensión que copia muy bien el terreno, una electrónica de tracción muy efectiva y la mayor altura libre al suelo del trío.
Finalmente, el Skoda simplemente va bien. Con una suspensión que copia peor el terreno que la de sus rivales, la menor altura al suelo (18 cm por 19 del Outlander y 21 del Nissan) y los peores ángulos de ataque y salida del comparativo, el checo vale para circular por pistas en más o menos buen estado pero no es el mejor para meterse en terrenos complicados. Eso sí, el Skoda dispone de un modo off-road que adapta el rendimiento del motor y de los controles electrónicos a superficies deslizantes y cuenta con control de descensos.
Terminamos con el tema económico
Con este motor y tracción 4x4, en el Mitsubishi hay una opción Motion manual que, por 31.400 euros ofrece todo lo que lleva nuestro Kaiteki salvo al aviso de cambio de carril, el control de crucero activo, el portón eléctrico, el techo practicable y la tapicería de cuero con asientos eléctricos. El Motion automático cuesta 32.900 y nuestro Kaiteki automático, 36.800. La única opción es la pintura metalizada.
En el Nissan tampoco hay opciones, aunque hay más acabados: Visia, Acenta, N-Connecta y Tekna, siempre 4x4 manual. El Visia vale 31.700 euros, el N-Connecta 35.475 y el Tekna 38.425. Este lleva, sobre el anterior aparcamiento automático, control de ángulo muerto, faros de LED y asientos de cuero calefactables.
Finalmente, el Kodiaq tira de opciones y tiene un amplio catállogo de ellas. El Ambition cuesta 32.435 euros por 36.135 del Style que añade faros de LED, portón automático, navegador, control de descenso y control de aparcamiento delantero. Si igualamos equipamiento, al Mitsubishi le faltará la cámara de 360 grados y el reconocimiento de señales para igualar al Nissan, que es 1.600 euros más caro, mientras que el Skoda sí puede igualar al X-Trail pero para ello hay que montar numerosas opciones que elevan su precio a 41.285 euros lo que le convierte en el más caro con diferencia.
El Honda Civic 1.5 sedán ha ganado la prueba ALD Ecomotion 2017 en su categoría y en categoría absoluta con un consumo de 4.5 litros. Por cierto, mención especial para la estupidez de las emisiones. La homologación de un vehículo es insignificante por sí misma. Lo digo por aquellos vehículos que por cilindrada tengan mayores emisiones homologadas. Las emisiones son directamente proporcionales al consumo del vehículo. Es decir, un vehículo con 90 g/km pero que es conducido a base de pisotones de acelerador contaminará mucho más que un vehículo con 120 g/km que va realizando una conducción eficiente. Pero bueno, ya se sabe, hay que ir poniendo los cimientos para dar de comer a los fabricantes de vehículos. El arte de crear necesidades donde no las hay... Pasa lo mismo que con los SUV. ¿Para qué necesitas un SUV teniendo un turismo? Para nada, pero... ¿y lo molón que resulta ir conduciendo a la altura de una furgoneta? El rey del mundo...