Probamos el nuevo Ford S Max que, aunque no cambia en lo básico, acaba de actualizarse con mejoras en su equipamiento y lo que es más importante, con un nuevo motor híbrido, con 190 CV.
El Ford SMax tiene un diseño que data de 2015, y desde entonces se ha mantenido sin grandes cambios. Hace un par de años que se actualizó con una nueva calandra y algún que otro detalle, pero prácticamente no ha cambiado en las últimos seis temporadas.
Hasta cierto punto es lógico. Pensad que los monovolúmenes se venden poco, y esto hace que sea difícil amortizar el desarrollo de un nuevo modelo. De ahí que las marcas aguanten lo que tienen.
Diseño atemporal
También hay que decir que el Ford S-Max, como muchos otros monovolúmenes, tiene un diseño bastante atemporal, no se guía por las modas, como sí ocurre con la mayoría de SUV, por ejemplo.
El SMax se sigue viendo bonito, aerodinámico, imponente, bien terminado y diseñado. Es de los pocos monovolúmenes de 7 plazas que podéis comprar actualmente. Rivaliza con otros monovolúmenes de tamaño similar, en torno a los 4’8 metros de largo, como el Seat Alhambra o el Renault Espace,. También tiene un competidor en casa: el Ford Galaxy, que es más grande y ofrece más habitabilidad y más espacio interior. El Galaxy también se acaba de renovar con el mismo motor híbrido.
El Ford SMax se construye con la plataforma del Ford Mondeo, el de la última generación que, por cierto, se retirará en breve. Vemos en él la típica rejilla trapezoidal de Ford, unos faros muy estilizados, de tipo LED; y esta unidad que he probado, con acabado ST-Line, también cuenta con faros antiniebla, unas simuladas entradas de aire en los laterales , llantas de 18”, spoiler y difusor trasero y salidas de escape también trapezoidales. El color Rojo Lucid, una opción que cuesta 1.300 euros, también lo hace más llamativo. En definitiva,todo esto le da un toque deportivo, que siempre es bienvenido en un monovolumen, que en general suelen tener una estética discreta.
PVP, con buen descuento
El Ford S-Max híbrido con acabado ST-Line cuesta de tarifa 45.463 euros . La unidad que probé, full equip, se configura por 49.823 euros, de los que hay que restar 10.286 de promoción de la marca, por lo que el coche puede quedarse 39.537 euros; Y si sois familia numerosa, todavía pueden restarse otros 1500 euros.
El Ford SMax se fabrica en Valencia, es un Made in Spain en toda regla. Y aunque en Almussafes siguen construyendo la versión diésel, el diésel se reserva para otros mercados; y es que en España, Ford ha decidido vender sólo el S-Max con motor híbrido.
Bajo el capó del Ford S-Max hay ahora un motor híbrido de 190 CV, que combina un motor de gasolina de 4 cilindros, 2 litros y medio de cilindrada y un motor eléctrico. Es el mismo sistema híbrido que se monta en el Ford Kuga 2.5 híbrido, pero con una batería algo más pequeña, en este caso de 1,1 KW/h, de iones de litio, refrigerada por agua, situada bajo los asientos traseros.
Interior algo trasnochado
El diseño del interior es el mismo, y tiene ya algunos años. Cuenta con una pantalla integrada de 8” y un cuadro de instrumentos parcialmente digital, pero en la consola central hay mucha botoneria, que parece excesiva. Vemos, curiosamente, una ranura para insertar CD’s
En el cuadro de instrumentos vemos que a mano izquierda hay un pequeño indicador de energía, que nos dice si el coche recupera energía en las frenadas o consume energía de la batería. Esta es la única pantalla específica que indica como funciona el sistema híbrido en tiempo real. Un poco pobre, la verdad , me parece poco trabajado.
El sistema de infoentretenimiento SYNC3, la generación anterior al actual SYNC4, ofrece los habituales menús de radio, climatizador, teléfono, navegador, y cuenta con conexión a Apple CarPlay y Android Auto (por cable, eso sí) además de conexión wifi. Es un sistema que funciona bien, sus menús no lían y es relativamente rápido. Es un poco simple, pero muy funcional.
Hay muchos y muy buenos compartimentos: dos huecos portabebidas, una guantera central inmensa, un hueco bajo la consola, otro sobre el salpicadero, con tapa, y un portagafas.
Los acabados son correctos, pero hay bastante plástico duro, sobre todo en las partes inferiores. Y también algunos remates en negro piano, que quedan bonitos, pero que recogen bastante suciedad. Como buen detalle, equipa un retrovisor para vigilar a los niños que viajan atrás.
Esta versión con acabado ST Line también marca la diferencia por sus molduras de entrada y los pedales de aluminio: o por las costuras en rojo de los asientos y el volante, forrado parcialmente en cuero perforado.
En las plazas traseras encontramos lo ya conocido: un buenísimo ángulo de apertura de las puertas y tres asientos individuales en la segunda fila, con anclajes Isofix cada uno de ellos, para poder colocar hasta tres sillitas de niño. También son reclinables en varias posiciones y correderos. Hay tomas 12 y 220 V, rejillas de calefacción y una bandeja de plástico en los respaldos de los asientos delanteros. El piso es plano, no hay tunel de transmisión que moleste. Los pasajeros de estas plazas traseras gozan de buena visibilidad, ya que no hay la línea de cintura alta de los SUV.
En el interior de las puertas, a la altura del agarradero, encontramos, una vez más, negro piano. Hay un práctico bolsillo en el respaldo del asiento, y las cortinillas son una buena opción, sobre todo si se viaja con niños.
Tercera fila para niños
La tercera fila está formada por dos asientos individuales, que se alzan de forma muy rápida y a los que se accede sin demasiada dificultad. Pero son asientos con una banqueta que queda a muy poca altura, y esto hace que las rodillas queden bastante forzadas, con mucho ángulo. Y la distancia entre filas, aunque puede mejorarse desplazando la banqueta de la segunda fila, es bastante justa. El Ford S-Max es más bien un 5 plazas más dos que no un 7 plazas verdadero. Su tercera fila es para uso ocasional. Si queréis algo más confortable, debeis miraros el Ford Galaxy.
El maletero es de apertura eléctrica, incluso con gestualidad del pie. Destaca el sistema Easy Fold de plegado eléctrico de los respaldos de la segunda y tercera fila, que permite que los 285 litros de capacidad iniciales (con la tercera fila operativa) se conviertan en 1035 (con la segunda fila operativa) o 2200 litros (con todas las filas plegadas). Es capacidad máxima hasta el techo.
Bajo el suelo hay un pequeño hueco para colocar el equipo de emergencia, con el spray reparapinchazos y poco más. Este coche no tiene espacio para una rueda de repuesto. Hay ganchos en el piso para sujetar la carga, 1 gancho lateral para bolsas y 1 toma de 12 voltios.
Carácter ligeramente deportivo
A diferencia de un coche de hibridación ligera, este impulsa claramente desde un inicio con modo eléctrico y puede hacerlo hasta 2 kms, aprox. en modo EV. No hay pulsador EV, por lo que el motor funciona en eléctrico cuando le parece. Lo hace de forma habitual, y esto es lo que permite reducir el consumo.
Durante la prueba, el S-Max registró un consumo medio de 6,6 litros a los 100, una cifra muy buena para tratarse de un coche de gasolina de este tamaño y potencia. El homologado está en 6,5, así que prácticamente se ajustó al oficial.
Con este consumo, y teniendo en cuenta que el coche tiene un depósito de 65 litros, pueden hacerse unos 1.000 kilómetros por repostaje. Es, pues, un buen coche para largos viajes, no sólo por su confort, sino también por su autonomía.
El Ford S-Max ofrece un comportamiento más dinámico que lo que acostumbrados a ver en un SUV de siete plazas. Tiene un carácter un poco deportivo, balancea poco, cuenta con una suspensión firme, y en general la conducción es agradable y eficaz.
El motor funciona suave, es progresivo, acelera bien si nos lo tomamos con calma, pero si damos a fondo al acelerador nos encontramos que el cambio no contribuye a esa suavidad. A diferencia de las versiones diésel, que ya no se venden en España, la caja de cambios es de tipo epicicloidal, de marchas infinitas. Este cambio no es exactamente un CVT, pero la respuesta es parecida, hay un cierto “resbalamiento” si aceleramos fuerte. Pero tampoco es de los peores cambios de “marcha infinita”que he probado.
En cuanto a sistemas de seguridad y ayuda a la conducción, equipa de serie asistente a la frenada de emergencia, alerta de abandono de carril, alerta pre-colisión, reconocimiento de señales de tráfico, alerta de ángulo muerto, control de crucero adaptativo con stop and go, cámara de marcha atrás… el listado es largo, no se queda corto.
Si nos paramos a pensar friamente, un monovolumen como el S-Max ofrece suficientes argumentos para batallar frente a los SUV: es más habitable y funcional que un todocamino, gasta menos al ser más aerodinámico, tiene tanta o más autonomía y un comportamiento en carretera muy convincente. Pero tambien es cierto que no es tan emocional, ni está tan a la moda como un todocamino o crossover de última generación… es más racional que pasional, y esto puedes ser una gran virtud para muchos clientes, aunque no para la mayoría.
Aunque el diseño nota el paso de los años, me parece un cochazo. Yo tengo un TDCI 163cv Powershift Titanium S de 2013 y me lo volvería a comprar una y mil veces. Una pena que los monovolúmenes desaparezcan por SUVs que casi nunca son tan prácticos para quien de verdad requiere espacio (a ver en cuantos SUVs caben dos sillitas de niño y un adulto DIGNAMENTE en la tercera fila (los de PSA y poco más)