Ford Kuga FHEV Vignale: Lujo y economía en formato SUV

Ford ha lanzado la única variante que le quedaba por lanzar del nuevo Ford Kuga. A las versiones de gasolina y diésel iniciales y a la híbrida enchufable PHEV (prueba en vídeo de este coche en este enlace) acaba de añadir el nuevo Kuga híbrido que combina un motor de gasolina y un motor eléctrico para una potencia conjunta de 190 CV y un sistema de tracción integral inteligente. Lo hemos probado en el lujoso acabado Vignale.

Este coche está a la venta por 42.300 euros en este acabado, que es el más lujoso de la gama pero con este mismo motor y en acabado Titanium, el precio es de 37.475 euros. También está disponible en las versiones ST Line y ST Line X, a unos precios respectivos de 38.600 y 40.800, siempre con tracción a las cuatro ruedas. Si preferimos el coche con tracción delantera, está disponible en los cuatro acabados desde 35.490 euros y hasta 40.950 que es lo que vale en acabado Vignale. En este enlace encontraréis las ofertas disponibles en coches.net de Ford Kuga nuevos.

La novedad de este coche hay que buscarla bajo el capó, donde encontramos, como en todos los híbridos, dos motores, uno de gasolina, un cuatro cilindros de 2,5 litros que entrega 152 CV y un motor eléctrico de 125 CV. Como suele ser habitual en un híbrido, los dos motores no funcionan nunca al 100% de su rendimiento de manera conjunta de modo que lo que tenemos es una potencia total de 190 CV.

Lo cierto es que, en autopista, ésta es una potencia más que suficiente para atacar los repechos sin perder velocidad y para conseguir un consumo aceptable. En nuestro recorrido desde Barcelona hasta Sigüenza, conseguimos un consumo de 6,6 litros, que es casi un litro más de lo que el coche tiene como consumo homologado. Realizamos el viaje con dos personas a bordo con equipaje y velocidad legal en todo momento, pero con poco tráfico, de manera que pudimos mantener los 120 casi todo el recorrido.

Este es un coche de carácter claramente familiar, pensado para viajar y para hacer largos trayectos ya que, en teoría, su depósito de 54 litros debería permitirle acercarse a unos 800 kilómetros de autonomía. En autopista es un coche muy confortable, que hace muy poco ruido, que está bien aislado y que no cansa al volante gracias a unos asientos cómodos y con un mullido agradable. Lo cierto es que este, la autopista, es su hábitat natural.

En carretera y pese a sus 1.770 kilos también va bastante bien. La suspensión no es muy dura, pero tampoco resulta blanda como en otros coches de este segmento, de manera que no se inclina en exceso y no cabecea. Y por lo que respecta al motor, tiene un buen empuje y acelera y recupera bien. Hay que pensar que se trata de un motor de cilindrada relativamente alta y con bastante par, pero la clave es el apoyo del motor eléctrico, que entra en acción desde el momento en que se le pisa y que es un motor potente, así que las reacciones son inmediatas y dan muy buenas sensaciones.

La caja de cambios es de tipo CVT y tiene, claro está, el comportamiento típico de este tipo de cambios. No es una caja muy rápida, patina bastante de inicio, de manera que hay que dar gas de manera progresiva y no pisar a fondo y eleva bastante el ruido interior ya que revoluciona bastante el motor. Este tipo de coches híbridos están pensados más para un andar tranquilo en autopista y carreteras nacionales y, por este motivo, no se acaban de encontrar bien en carreteras de segundo orden.

El Kuga frena bien, con un tacto de freno un poco raro y sufre un poco en las bajadas de puertos si vamos acumulando frenadas fuertes porque, como ya hemos dicho, el peso es respetable. La dirección, por su parte, es poco informativa, pero es lo bastante dura, sobre todo con el modo sport conectado, para que resulte precisa.

La ventaja en el consumo de este tipo de coches se consigue esencialmente en ciudad. En carretera gastan un poco menos que una versión de gasolina equivalente y un poco más que un diésel de su misma potencia, pero en ciudad sacan lo mejor de sí ya que es en la ciudad donde pueden aprovechar más la recuperación de energía y se dan las circunstancias (baja velocidad, avance lento) para que entre en acción el motor eléctrico más a menudo. En nuestros dos días por Madrid promediamos 4,8 litros a los 100.

Esta versión del Kuga puede tener tracción a las cuatro ruedas, pero cualquier parecido con un todoterreno es pura coincidencia. La altura libre al suelo de este híbrido es de solo 16 cm, de manera que, los que quieran hacer algo de off-road deberán apostar por una versión Titanium diésel o de gasolina, que tiene una altura libre de 19 cm.

Si la altura libre al suelo es baja, sus ángulos característicos son también malos, con 18,8 grados de ataque y 24,4 de salida. Lo que sí tiene el coche es un sistema de tracción integral permanente inteligente que, en condiciones normales envía todo el par a las ruedas delanteras para que el consumo no se resienta y que, cuando detecta o anticipa un posible deslizamiento del eje frontal, envía par a las ruedas traseras de manera variable pudiendo llegar hasta al 100 al eje trasero.

Esto, en pista se nota porque es precisamente aquí donde las condiciones de adherencia son más cambiantes y, sobre todo, donde las ruedas delanteras tienen más tendencia a patinar al trabajar con mucho par sobre terrenos sueltos. El rendimiento del sistema de tracción integral es muy bueno sobre tierra, ya que evita, con la transferencia de par atrás, que el coche se vaya de morro. Además, el Kuga completa su vocación aventurera con un sistema de control de descensos y con modos de conducción específicos para todoterreno y para nieve que modifican la acción del control de tracción.

El Kuga es un SUV de segmento C, pero que, por tamaño, es de los más grandes, con una longitud de 4,61 metros, una anchura de 1,88 y una altura de 1,65. La batalla es de 2,71 metros, lo que augura una buena habitabilidad trasera. Los asientos traseros son amplios, con una distancia al techo muy notable y una distancia entre filas también muy generosa. La plaza central ya no es tan amplia, tiene la banqueta más corta y el respaldo es duro por la presencia del apoyacodos. Entre el equipamiento de la banqueta trasera cabe destacar las cortinillas parasol y la calefacción de asientos. Ah, y se trata de una banqueta deslizante en dos partes, de manera que, si necesitamos ampliar la capacidad del maletero, podemos adelantar esta fila.

Adelantar un poco la banqueta no es mala idea porque como en la mayoría de híbridos, el maletero pierde capacidad con respecto a un Kuga con motor de combustión. El portón se abre con las manos en los bolsillos deslizando el pie por debajo y accedemos a un maletero de 411 litros que podemos ampliar hasta 581 si adelantamos la banqueta trasera. En un Kuga no híbrido tendríamos 64 litros más, tanto en una configuración como en otra. Con los respaldos traseros abatidos, llegamos hasta 1.481 litros. Y debajo tenemos unos porexpan para el kit de reparación de pinchazos, los triángulos y poco más. Poner aquí una rueda de repuesto de emergencia, imprescindible, nos costará 138 euros.

La parte delantera del habitáculo es típicamente Ford, con un diseño un poco recargado, la pantalla, de nueve pulgadas, situada en una posición elevada, una instrumentación digital que puede modificarse, un head-up display opcional a color y un mando giratorio para la caja de cambios.

En la consola tenemos un cargador inalámbrico de móviles y el botón para seleccionar los modos de conducción y en la parte alta el de activación de la siempre útil cámara frontal. La de marcha atrás es de serie, pero la delantera no y se incluye en un paquete que cuesta 1.300 euros y que incluye además algunas ayudas extra a la conducción como el mantenimiento de carril, el reconocimiento de señales ampliado, el control del ángulo muerto, el detector de fatiga, el control de velocidad activo o el asistente de velocidad inteligente. Ah, y unos protectores de puertas que emergen al abrirlas y que evitan que dañemos la pintura. Una muy buena idea.

En el interior vemos detalles propios del acabado Vignale, como el cuero de los asientos, la madera del salpicadero o la imitación de cuero en la parte alta, con los correspondientes pespuntes. Y el salpicadero no tiene negro piano. Parece que la moda va remitiendo, poco a poco. Y además, el volante es redondo.

Las versiones Vignale de los Ford son las más lujosas también por fuera. Este acabado se reconoce por sus parachoques de diseño específico, la parrilla cromada con un tramado propio, llantas específicas, las barras de techo brillantes y la línea de las ventanillas cromada. Bueno, y por el logo Vignale, por supuesto.

¿Vale la pena comprar un híbrido? Este coche no lo podemos comparar porque no hay ningún Kuga Vignale que no sea híbrido pero si comparamos un Titanium 4x4 diésel automático de 190 CV con este híbrido de idéntica potencia, resulta que este es 2.300 euros más caro y gasta un par de décimas menos que el diésel, algo que se compensa con el precio más barato del gasoil. Por lo tanto, por esos 2.300 euros extra tendremos un coche más silencioso, que huele un poco mejor y que tiene, la etiqueta Eco.